viernes, 3 de julio de 2009

Con los ojos del turista...

Sabemos que para un argentino/a (no hagamos cuestión de géneros) es muy difícil "turistear" hasta dentro del propio terruño. Pero como decía mi santa abuela, que no habrá sido tan santa habida cuenta que lanzó ocho vástagos al mundo -¿o sí?-, todo depende del cristal con que se mire y luego, "a grandes males, grandes remedios". Por tanto: no tenemos un peso, dólar, euro, yen, o lo que se necesite para abordar un avión, tren o micro; pues entonces nos calzamos ojos de turista y recorremos la ciudad cual si fuera la primera vez que la miramos.
Eso hice un par de días atrás, y me he llevado hermosas sorpresas. A saber: las cúpulas de los viejos edificios (se recomienda llevar Atomo desinflamante para el dolor de cuello que seguro te va quedar instalado); los bares y bodegones de San Telmo, las iglesias de la época de la colonia, los museos con entrada gratuita -o que cuesten pocos pesos-, las casonas aristocráticas que tantos barrios todavía cobijan, y los secretos de tanto pasaje que espera en este Buenos Aires loco, y maravilloso que nos tocó en la repartija.
Hasta luego!

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